Lo que nadie te dijo.

Te inculcaron desde muy joven que debías ser la mejor, ¿la mejor en qué? Nunca te dijeron que primero debías ser la mejor para ti.

Te insistieron en que estudiaras mucho, pero nunca te dijeron que debías cultivarte primero a ti misma.

Te dijeron mil veces que tener un trabajo es importante, pero nadie te dijo que tener una pasión, un anhelo, un pasatiempo, también lo es.

Te hablaron sobre ser pulcra, educada, hogareña, apta para casarte, pero nadie te habló sobre la importancia de ser la mejor compañía para ti misma.

Te dijeron que debías ser bien hablada, prudente, callar cuando es debido, pero nadie te dijo que puedes expresarte libremente, gritar, y que tu silencio también es una respuesta.

Te contaron que el hombre correcto te elige, que debes esperarlo, que serás afortunada cuando llegue, pero nadie te dijo que tú también puedes buscarlo, elegirlo, dejarlo ir o alejarte si no es para ti.

Te dijeron que debes comer a horas, no engordarte, evitar las grasas, los dulces, pues una mujer con sobrepeso no es atractiva, pero nadie te dijo que eres libre de comer lo que deseas y sobre todo lo que crees que mereces. No pasas hambre ni te excedes, comes por mero placer, más allá de la necesidad vital.

Te sugirieron nunca cortar tu cabello, pues las mujeres bonitas tienen el cabello largo, abundante, pero nadie te dijo que puedes hacer con él lo que quieras, tenerlo corto, largo, pintado, es tu cabello y tu identidad.

Te dijeron que viajar sola es peligroso, pero nadie te dijo que lo peligroso es no darte la oportunidad de descubrir por ti misma.

Te insinuaron que no serías capaz, pero nadie te dijo que siempre podías ir hacia adelante, sin prisa, pero sin detenerte.

Todo lo que no te dijeron, te lo estás diciendo a ti misma. Y es lo único que importa.